Nuestro México es uno
de los países con mayor riqueza en recursos naturales, y hablando de éstos las
flores son elementos distintivos mundialmente de nuestra nación.
México tiene el
segundo lugar en exportación de flores, a nivel Latinoamérica, siguiéndole los
pasos a Colombia. La flor más cultivada es la rosa, aunque si hablamos de estas
fechas el cempasúchil desfalca el récord de la rosa.
El nombre científico
del cempasúchil es Tagetes Erecta, entre
sus nombres populares se encuentran: clavelón de la India, cempoal, flor de
muerto o clavel chino, y en Estados Unidos es conocida como Mary Gold. El nombre cempasúchil
proviene del náhuatl cempōhualxōchitl que significa “veinte
flor”.
Cuenta la
leyenda que en Malinalco (Edo. de México), al morir alguien, sus familiares
adornaban su tumba con flores amarillas llamadas Tonalxóchitl, pues se creía
que éstas flores guardaban en sus corolas el calor de los rayos de sol; los
Mexicas al pasar por el valle de Malinalco, adoptaron esta tradición, sólo que
a ellos les pareció una flor muy sencilla, así que la transformaron a una flor
con más pétalos, dando como resultado una nueva flor que juntaba veinte de
aquellas flores que hallaron en el Valle.
La flor de
cempasúchil es aromática y suele darse en tonalidades del amarillo al naranja.
Su periodo de cultivo es prolongado, del verano al otoño, es fácil de cosechar
por medio de semillas. Su cultivo se da principalmente en los estados de
Chiapas, Estado de México, Morelos, Puebla, San Luis Potosí, Sinaloa, Oaxaca,
Tlaxcala y Veracruz.
Además de ser
utilizada como ornamento en día de muertos, el cempasúchil tiene fines
medicinales y alimenticios. En la agricultura es usada como
insecticida en el cultivo del tomate y se ha experimentado como fertilizante por
su alta estabilidad; en la medicina tradicional, el cempasúchil se usa contra
cólicos, malestares estomacales y para desparasitar.
Cabe mencionar,
que también es empleada en la avicultura, como pigmento y aditivo orgánico (en el
alimento de las gallinas), para obtener huevos con yemas más coloridas. Por
cierto, la pigmentación del cempasúchil se debe a la presencia de luteína
(pigmento orgánico amarillo), la cual se asocia a la prevención de enfermedades
relacionadas con la edad, como las cataratas o degeneración macular (capa
amarillenta sensible a la luz, en la parte posterior al ojo).
El cempasúchil
surgió y se ha mantenido como ícono de tradición mexicana, vistiendo de color anualmente
los altares, tumbas y calles del país, para lograr esto, al año se producen
alrededor de 54 millones de flores, flores que servirán de ornamento por uno,
dos o tres días. ¿Qué tal que estas flores fueran
reutilizadas como alimento de aves, fertilizante o plaguicida natural?